08 DE MARZO

Mi mundo de pequeña fue siempre igualitario y sin distinción, en el seno de la familia tenía tres hermanos hombres mayores, ausencia paternal y una reina madre todopoderosa, que no era la virgen sino Palmira, mi mamá. En estricto, yo crecí con el chip de que el sexo fuerte (dominante, imperante, élite, top) era la mujer, en mi madre yo veía a una directora de orquesta que repartía a todos por igual: el amor, la educación, el alimento, el abrigo y los resondrones. Por su imagen crecí aprendiendo a ser resiliente, luchadora, fuerte y desafiante. Es así que patear la pelota, ir a los estadios, ver los partidos y emocionarme con el fútbol siempre fue normal. Sobre el mito de que era “solo para hombres” la verdad que ni le encontraba sentido ni le di importancia, yo seguía en lo mío tranquila en paz y contenta.

Entrar al mundo del fútbol en sus diversos aspectos para mí ha sido y sigue siendo un hermoso recorrido, entrar desde practicarlo, seguirlo, trabajar y decidir en este mundo que enhorabuena no más es “solo para hombres”. Imagino que como yo son cientos, miles, millones de mujeres que sienten pasión por el fútbol y nos acercamos cada vez más a él, dentro y fuera de la cancha, lo que me pone feliz al saber que cada vez somos más quienes vivimos tan hermosa sensación.

En esta fecha no creo que se trate de hacer distinciones, por el contrario, saludo y celebro que la brecha cada día se acorte, continuemos juntos trabajando en ello, por un mundo más igualitario, por un mundo menos violento, por un mundo de respeto unos a los otros, por un mundo seguro, pero sobre todo por un mundo feliz y de amor. Gracias a todos esos hombres y mujeres que lo hacen realidad cada día. Gracias Gracias Gracias.

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