LA VERDAD DE LA MILONGA

Qué tienen en común Farfán, Zambrano y Advíncula, que hubo un tiempo en que estuvieron alejados de la Selección de Perú, no necesariamente por rendimiento sino más bien por entendimiento. No entender que Ricardo Gareca era un tipo serio con el que no bastaba tener buen pie o un gran club para llenarle los ojos, un tipo al que poco o mucho le importó deshacer el grupo de «los fantásticos” para entregar una nueva identidad a los seleccionados, “los comprometidos”, dando por sentado las ganas locas de sudar la blanquirroja, respetar por sobre todo la camiseta, valorar al hincha peruano y sentir orgullo por el país que representan. Sí, amarlo y amarnos. Es verdad que también tiene sus gustos, como todos; es verdad que se equivoca, como todos; y es verdad que nos llevó al mundial, no como todos. Farfán y Advíncula estuvieron ausentes alguna época de la última eliminatoria, Zambrano ni qué decir, fueron años y hasta se perdió el mundial, ¿le dolió?, seguro que sí, pero no paró de dar señales de sus ganas y deseo de volver a ponerse la blanquirroja, no se quedó lamentándose ni lamiéndose las heridas porque no lo llevaron a Rusia, siempre quiso volver y lo consiguió, así como también lo hicieron Farfán y Advíncula en su momento. Evidentemente entendieron lo que quería Gareca aunque no todos seamos capaces de comprenderlo aún. Bienvenidos todos los que quieran jugar por PERÚ, a veces no está demás decirlo mostrarlo y  hasta pedirlo, porque en el fútbol, así como en la vida, todo es posible.

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