MUJER: CRÓNICA DE UNA PASIÓN

Corría el 1997, pocas veces recuerdo años o fechas pero ese lo recuerdo muy bien, era mi segundo año en la universidad y anunciaron el campeonato de fulbito de mujeres. Hasta ese entonces sinceramente no recuerdo haber tenido un balón de fútbol en los pies, tendría 17 años tal vez, pero me encantaba el fútbol, siempre me había conectado fuertemente. Me recuerdo de niña frente a mi televisor de patas y antena de conejo en Chaclacayo privada en llanto porque un melenudo colombiano llamado “Pibe” nos metía gol y la impotencia de ver perder a Perú nuevamente.

De mi niñez también me acuerdo de las clases de Educación Física cuando los chicos terminaban en el campo de fútbol jugando y yo mirando en las gradas hipnotizada. También recuerdo cuando uno de mis hermanos mayores, el pelotero, llegaba de sus pichangas con sus amigos y me preguntaban de qué equipo era, se peleaban entre ellos y me chantajeaban con tal de decir la U o Cristal, me di cuenta que eso de ser hincha de algún equipo era tema serio. Más adelante, este mismo hermano me llevó al Estadio Nacional, fuimos a ver a Sporting Cristal, y repetimos la seguidilla de partidos hasta quedar segundos de América. Ahora que lo pienso, cuánto bien me hizo toda esa época de hacerme partícipe activa de esta pasión que compartimos. Muchos años después pisaríamos juntos un nuevo estadio en una lejana Rusia, pero eso ya es otra historia.

Volviendo a aquel campeonato universitario, me junté con un grupo de chicas que también se inscribieron en la disciplina “fulbito mujeres”, no tengo idea en qué puesto quedó mi equipo ni cómo se llamó, lo único que recuerdo es que me gustó y mucho. Tanto ver fútbol parece que me había dado poderes mágicos porque no tenía miedo y me iba al ataque como programada. Identifiqué a un par de chicas que la rompían, eran también de mi promoción, y obvio quise juntarme con ellas para seguir jugando, pero oh sorpresa cuando me dijeron que ellas iban a La Florida a entrenar y que yo también podía ir. Yo vivía en Chaclacayo y estudiaba en Jesús María pero como sea llegué al Rímac, felizmente habían muchas combis y eran mi pan de cada día.

De repente estaba en el Rímac probándome como futbolista porque Sporting Cristal iba a sacar su equipo femenino de fútbol. Fueron unos pocos días, yo era totalmente amateur pero mi memoria recuerda ese césped, ese sol, esas chicas y esos días, había que ir a entrenar por las mañanas y se cruzaba con mis clases, pronto me di cuenta de que estudios y fútbol no conversaban por los horarios, las distancias, mi cansancio y el gasto. Entonces pasó lo que era inminente, yo era estudiante de tercer ciclo de Administración, había sido cuadro de honor en el colegio, amaba el fútbol, pero más a mi madre que se había sacrificado tanto por mí y mis estudios así que fue casi como un acto reflejo decidir por los estudios y abandonar mi oportunidad de ser futbolista.

Si bien no dudé en mi decisión sé que apagué aquella llama que empezaba a emerger dentro de mí. Lamentablemente en aquella época el fútbol de mujeres era nuevo, no se acercaba a ser una profesión ni podía darme lo necesario para convertirme en una persona independiente económicamente, no podía darme el lujo de solo jugar, me generaba mucha inseguridad y volví a las aulas.

Terminé la universidad, participé en los campeonatos en las empresas donde trabajé,  la vida generosa me puso en una entidad financiera que colocó al deporte en un lugar muy importante dando especial atención al fulbito femenino, teníamos prácticamente el mismo trato que la selección de hombres, hacíamos juntos las pretemporadas en la playa, entrenábamos todo el año, teníamos un cuerpo técnico exclusivo, participé en campeonatos internos e interinstitucionales, viajé varias veces a jugar fútbol en provincia ya que el banco estaba en todo el Perú, teníamos movilidad, muchos uniformes, fui campeona varias veces, recibí el balón de oro dos años, polifuncional, manejo de ambos perfiles, goleadora y creadora ¡cómo disfruté! de cierta manera esos 10 años en el banco fueron mi época dorada en el fútbol y agradezco mucho por haber tenido la oportunidad de volver a encender aquella llama que se apagó alguna vez en La Florida.

Ya son varios años los que salí del banco pero las pichangas nunca faltan, al final de cuentas se trata de eso, poder hacer lo que más nos gusta y apasiona. Hoy por hoy el fútbol femenino en nuestro país ha avanzado, ya no sorprende campeonatos femeninos ni canchas de pichangas de mujeres por todo lado, es verdad que todavía falta mucho por hacer, pero hay serios intentos de salir adelante como la norma que ahora exige a todos los equipos de primera tener su equipo femenino y así como el torneo de reservas tener un torneo paralelo de mujeres también.

Sigo cerca del césped, como aquella mañana de pruebas en La Florida, ahora como gestora deportiva para que cada vez haya más chicas que sigan su pasión seguras de lo que nuestro fútbol femenino les puede ofrecer. Nunca sabré si pude haber sido la 10 de Perú pero de lo que sí tengo certeza es que de todas maneras alguna crack lo será.

#FelizDíaInternacionalDeLaMujer #FútbolFemenino

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