Así son, en nivel puro. Tienen la dicha de hacer lo que más les gusta uno al lado del otro, cómplices no sólo como amigos sino como socios también en la cancha. Suárez y Messi, Messi y Suárez.
El uruguayo con un olfato goleador temible dentro el área y calidad indiscutible. Pese a los pasajes difíciles que le tocó vivir por sus conductas violentas supo reinventarse y vencer sus propios fantasmas. Tras el incidente con Chiellini en el Mundial de Brasil 2014, el uruguayo fue sancionado con 4 meses y 9 partidos con la selección charrúa; sin embargo, Barcelona no retrocedió en su intención de ficharlo y, por el contrario, lo apoyó y esperó. «Lloré cuando el Barça me dijo que me quería a pesar del mordisco» declaró este mes un conmovido Luis Suárez en la entrevista que le hizo su compañero Gerard Piqué. Tal vez esa actitud del Barcelona, inesperada para él, fue el quiebre más relevante en lo profesional y trascendente en lo personal, como esos sacudones que la vida te regala para marcar un antes y un después. Algún trabajo fuera de canchas seguramente es lo que ha permitido que aquellos ingratos pasajes quedaran en el pasado y hacia adelante lo de Suárez haya sido mucho trabajo y satisfacciones.
Sobre su socio argentino, nada qué hacer, verlo jugar con tanta liviandad, corriendo aquí, allá, más acá, entrando, saliendo, haciendo y deshaciendo como en su propia casa. Los demonios y fantasmas de Messi sólo él los sabrá, lo cierto es que la versión 2018 del «10» pareciera más completa, madura y fuerte en lo futbolístico, y por qué no decirlo, también en lo personal. Qué genio, tanto que emociona. Barcelona hoy está a toda máquina pero no lo fue así en las anteriores temporadas, pese a ello Messi fue constante y siempre estuvo vigente, no necesitó que su club lo ganara todo para darnos cuenta de su grandeza y maestría. El Barcelona podría venir para abajo pero él iba del lado opuesto, Messi siempre fue Messi. Y es que Barcelona no sólo es su chamba ni su club, es su hogar, es su vida, es su mundo y su “lugar en el mundo”.
Messi y Suárez, cada uno en su lucha diaria no sólo por convertirse en Cracks de fútbol sino en los referentes y personas que hoy son, íconos vigentes del Barcelona, dupla goleadora en La Liga, viejos socios en las canchas y de la vida.#MESU
La Convocada 