TE AMO PERÚ… PORQUE MI CORAZÓN NO OLVIDA

En el año 2017 de nuestro Señor Jesucristo, un grupo de seleccionados de Perú golpeados por la ausencia de su capitán GUERRERO, hambrientos de gloria y revancha tras 36 años de desolación y frustraciones, saltaron al gramado del Nacional, lucharon como guerreros, lucharon como peruanos, y unidos ganaron su pase al mundial.

SÍ SE PUDO. Hoy se cumple un mes de aquel histórico 15 de noviembre del 2017 del que hemos tenido el privilegio de vivir, disfrutar y celebrar todos los peruanos, se cumple un mes de aquel día en que la vida decidió demostrarnos que sólo unidos triunfaremos y alcanzar la felicidad también está permitido para nosotros. Hoy se cumple un mes de la fiesta nacional más conmovedora y enternecedora que viví, cuando todos fuimos uno solo y juntos le ganamos a la triste y desolada eliminación. El Perú se fundió en uno y fue feliz. Se ha marcado un antes y un después luego de aquella fecha que nos hizo estremecer, atrás quedó la desdicha de un periodo de fracasos y frustraciones. Decían que la Bombonera temblaba pero lo único que se remeció de verdad fue el José Díaz aquella noche memorable.

Ese primer gol de Jefferson Farfán a los 27 minutos no lo gritamos, lo estallamos, ese gol que abría el camino a la gloria significó el desfogue y desahogo de 36 años contenidos, la revancha luego de tantos años padeciendo relegados al fondo de la tabla, ese grito de gol que tuvo que esperar 9 eliminatorias retumbó y trascendió fronteras para grabarse en la historia. Fue como aquel grito eufórico del que se desprende una nueva vida, cargado de emoción, con lágrimas que se confunden entre el dolor y la alegría, el dolor de arrancarnos las cicatrices del pasado y la alegría de ese único y eterno instante de gloria. Farfán nos puso un pie en Rusia y Christian Ramos recogió el otro para afirmarnos en la cita mundialista. Ramos materializó algo que veníamos pregonando desde mucho tiempo atrás y se convertía en realidad: ¡SÍ SE PUEDE! Ramos nos recordaba que el peruano también merece grandeza, gloria y todo lo bueno. Con ese gol de Ramos se fueron nuestros temores y fantasmas, esos que acompañaron nuestro fútbol como maleficio tanto tiempo, ese gol nos gritaba que nuestro Perú, el Perú de todos, volvía a un mundial.

Aquella noche las 4 tribunas del Nacional atrincheradas y entregadas a corazón abierto por su selección, vibraron, saltaron, cantaron y estuvieron de pie los 90 minutos sin descanso, tan inagotables como incondicionales. Los hinchas de siempre, los que volvían como hijos pródigos, los reconciliados y los nuevos, todos mezclados y unidos por el mismo sentimiento. Nada que reprochar. Mientras la selección corría y metía en la cancha, los peruanos hacíamos lo propio desde las tribunas, desde casa, desde cualquier rincón donde nos encontráramos, estábamos conectados, no había treguas ni espacio para nada que no fuera la hazaña y victoria aquella mágica noche. Así de intensos fueron los 90 minutos para todo un país, los minutos que recuerdo más unidos a todos los peruanos haciendo fuerza por el mismo objetivo, qué delicia de noche. El peruano se convirtió en incondicional y nos perdonamos los unos a los otros sólo para vernos más felices.

Y en medio de ese feliz recuerdo surgen esos sentimientos encontrados al pensarte Paolo ¡Ay Paolo! cuánta entrega, cuánta lucha, cuántas ganas, cuánto querías esto, cuánto lo soñaste y cuánto nos regalaste desde siempre, cuánto duele tu ausencia, fuiste inspiración para alcanzar el objetivo y ahora todo un país confía despertar pronto de este mal sueño. Gareca confesó que no durmió cuando supo la noticia allá por inicios de noviembre, pero una vez más demostraría su capacidad para salir adelante y superar las situaciones adversas como lo hizo durante todo el proceso. Si bien “pasaron cosas” poco o nada hubieran significado sin el enorme trabajo realizado por nuestro DT, hombre sencillo, gran profesional y ser humano. Mi madre decía que todo lo que se hace con amor sólo puede dar buenos frutos y no tengo duda que él así lo hizo.

Gracias muchachos, gracias Profesor Gareca, gracias Perú por tanto desborde de buena vibra, confianza y unión. Hace sólo un mes Perú vivió una gran fiesta y deseo que la vida permita que sean muchas más en adelante. El 15 de noviembre del 2017 siempre lo llevaré en mi corazón, no sólo como el día en que Perú clasificó al mundial luego de 36 años sino el día que recuerdo más unido, feliz y ganador a mi pueblo, como confío verte siempre. TE AMO PERÚ.

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