El mercado de fichajes de Europa 2017 – 2018 quedó marcado en la historia con un acontecimiento que pocas veces se vivió en el fútbol. Es cierto que todo el tiempo siempre hay un pase que lidera el ranking del más caro en las estadísticas; pero esta vez no era sólo el más caro, la diferencia con el pase que desplazaba en el ranking era escandalosa para lo acostumbrado en este mercado. Y, como si fuera poco, lo que resultaba difícil siquiera imaginar ocurriría, Neymar dejó el Barcelona, poniendo punto final a uno de los mejores tridentes ofensivos de todos los tiempos, si es que no el mejor.
Antes de la confirmación del pase se dedicó muchas horas a comentar y especular sobre la noticia, en todos los idiomas y en todos los medios, el tema acaparó portadas, programas, debates en todos los rincones y provocó diversas emociones que podían ir como en un carrusel desde la decepción e impotencia hasta la ilusión y resignación. El mundo del fútbol vivió ansiedad e incertidumbre, cada día que pasaba se escribía un nuevo capítulo de la llamada “Novela Neymar” y la espera de un pronunciamiento oficial se prolongaba. Entendidos y desentendidos del deporte Rey tenían algo que decir al respecto, se escribió y se habló infinidad de reflexiones como antesala de lo que se confirmaría el pasado jueves o3 de agosto para la sorpresa de muchos: PSG comunica en sus redes sociales la llegada de Neymar. La impresión que tuve es que una importante mayoría calificó el pase del futbolista como un retroceso, argumentos sobraban y salían como por arte de magia, me sorprendía la capacidad de las personas y sus poderes para ser “Neymares”: hablar por él, sentir por él, pensar por él, hacer por él, decidir por él, vivir por él. El futbolista no había expresado públicamente nada de su presente pero su futuro ya estaba en boca de todos y había una lista de razones por las que tenía que decidir de tal o cual forma. La especulación es válida, lo que llama la atención es la forma, el lenguaje y esa connotación negativa, describiendo los hechos desde la mirada de la “botella medio vacía”. Mientras la incertidumbre crecía se incrementaron también las críticas por minuto. Sorprendía todo lo que se estaba gestando en torno al pase, sorprendía ver cómo muchos vivían este suceso como una tragedia. No logré leer un solo artículo buena vibra y positivo previo a su presentación oficial en PSG.
Neymar antes de futbolista primero es un ser humano, con habilidades y defectos como todos, pero también con ambiciones, aspiraciones y desafíos en su vida. Cada persona define sus metas profesionales según sus vivencias, creencias, conocimientos y emociones. Neymar no es la excepción. Así como cuando uno busca superarse al cambiar de trabajo así seguro también Neymar consideró que su pase al PSG significaba superación y una oportunidad inmejorable en su presente. La oportunidad de iniciar un nuevo camino en su vida en un poderoso y glamoroso club lleno de ambiciones, con chance de hacer historia y brillar con luz propia en París; posiblemente así es como él lo vive, lo entiende y lo siente. La experiencia sólo le pertenece a él, habría que estar en su cabeza y corazón para vivir su decisión, que según sus palabras, fue una de las más difíciles de su vida. Dejar a sus amigos, dejar a una familia, cambiar de ciudad, empezar de nuevo como una hoja en blanco es algo que no sucede todos los días. Lo que ha quedado demostrado es que sus amigos, quienes lo quieren, lo acompañaron en este difícil periodo de incertidumbre dejando en evidencia sus emociones encontradas por la partida del amigo, hermano y colega. Messi, Suárez, Piqué, Iniesta y Rakitic tuvieron sentidas palabras en sus redes sociales luego de la noticia de su partida. El día que un profesional decide cambiar de trabajo evalúa diversidad de aspectos y por lo general decide por la alternativa que considera mejor. Para Neymar, el desafío deportivo que para él significa llegar al PSG, conquistar lo que el club aún no ha conseguido en Europa y la posibilidad de brillar futbolísticamente con luz propia, tremenda responsabilidad cargada de ambición pero también de confianza e ilusión. Y qué mejor si además la oferta mejoraba considerablemente su salario. Las motivaciones de la alternativa PSG estaban dadas, legítimas y válidas para él.
Según pude observar, la búsqueda de sus propios desafíos en sí ya significaba felicidad para él, a muchos les debe haber pasado que sienten que la oportunidad de su vida llegó, igual tiene que haber ocurrido con Neymar, si bien el aspecto económico importa no es la única variable ni la definitiva cuando uno decide cambiar de trabajo, se suman otras variables más subjetivas que pueden tener mayor peso al momento de decidir, como a todos alguna vez nos pasó. Con todo ello, es posible que Neymar no encontró excusas para no salir en busca de sus sueños y felicidad. Esa que sólo él sabe mejor que cualquiera. También pienso que la sociedad MNS y la lealtad al club Barcelona pudieron ser factores que frenaban su corazón y los más difíciles de superar al momento de decidir. Si su decisión tuvo altos costos uno debe haber sido aceptar su responsabilidad en poner fin a la mejor sociedad de todos los tiempos, no sólo por la habilidad individual de cada uno sino por la sinergia cuando jugaban juntos, por la magia y por el sólido vínculo profesional y sentimental que los unió. Ahí no sólo había tres crack juntos, había amistad, respeto, admiración, cariño, diversión y todo lo bueno y bonito que se pueda describir de un ejemplar juego de equipo de la MNS. Algo a lo que Neymar puso fin con su partida. Su mayor consuelo tal vez es saber que sus amigos del club seguirán siendo sus amigos cuando son de verdad. El otro costo invalorable de su decisión podría ser el corazón roto de la hinchada “culé”, costo que sólo el tiempo se encargará de depreciar.
Finalmente, pienso que si la prioridad de Neymar hubiera sido lo material, comodidad o el dinero únicamente pudo sentarse a negociar con los dirigentes del Barcelona y aprovechar la propuesta del PSG para que mejoren notablemente sus condiciones contractuales, algo que para un poderoso Barcelona no debió haber significado un imposible, esto en caso Neymar hubiera priorizado lo económico, pero ni siquiera le dio ese chance al club aparentemente. Su decisión habría sido superior a cualquier aspecto material o negociable, ¿qué era aquello que Neymar creyó no era capaz de negociar? Su felicidad, eso por lo que apostó al final. Ahora muchos dirán que el PSG no es la felicidad de Neymar, pecaríamos de narcisismo al pretender saber qué es o no la felicidad para él. Como dijo en su presentación oficial: “seguí a mi corazón”, y difícilmente ese se equivoca, tal vez nunca gane la Champions en PSG ni tampoco el balón de oro y pronto lo veamos en otro club, pero aun así sólo él sabrá si se equivocó. Si aceptar la oferta del club parisino fue una buena decisión nadie más que él tiene la respuesta. Lo cierto es que antes de su debut ha tenido una acogida como de estrella de Hollywood en París, nunca antes visto en el fútbol, ni para los mejores del mundo que yo recuerde. La tremenda bienvenida, calor y buena vibra que recibió en el Parque de Los Príncipes de por sí ya debe ser un sueño para cualquier futbolista, creo que Neymar aún sin minutos en cancha va ganando en su gran partido llamado “vida”. Su atrevimiento al dejar Barcelona será un hito histórico y será recordado por mucho tiempo, atrevimiento sano ese que infla los corazones, cuántos quisiéramos atrevernos y ser un poco “Neymar” a veces. Dejo una frase que es un clásico sólo para recordarla y siempre tenerla presente: “La Felicidad no está en llegar a la meta, sino en disfrutar el camino hacia ella”. Disfrute Neymar. Felicidades y éxitos Crack.
